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Las dos bandoleras…viajando por el tiempo

Una de las características que más nos gustan de Lope es ver reflejado en sus obras, actitudes, sentimientos, hechos y demás comportamientos tan del siglo XXI como de su momento temporal (que no digo que esta sea una de ellas), sin embargo jamás antes habíamos asistido a este popurrí de siglos y épocas.
Deseosos de visitar el teatro Pavón, nos aventuramos a ver Las dos Bandoleras, y por mucho que me duela decirlo, fue una auténtica decepción.
Nunca he sido fan de las adaptaciones, pero en ocasiones me han sorprendido, como Los hijos se han dormido, versión de la Gaviota de Chejov, pero definitivamente la versión de las dos bandoleras no ha hecho más que reafirmar mi tendencia purista.
Creo que esta versión «mezclum» como las lechugas, despista al espectador constantemente, agrupando hechos y personajes históricos, vestuario y demás épocas históricas completamente antagónicas, guiños a los Reyes Católicos, La II Guerra Mundial, la Falanje, (o algo parecido) vamos un sin fin de apariciones, cuanto menos sorprendentes.
En cuanto a los actores, sorpresas muy agradables como Llorenc González y Carmen Ruiz, sin embargo otras actuaciones nos hicieron pensar que el único objetivo del actor era escupir el texto como si te ardiera en la boca y no delante de un texto en verso, digno de cuidado y mimo.
En conclusión, una pequeña decepción dentro de todas las buenas obras que hemos visto, pero volveremos al Pavón a disfrutar!

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Los miércoles no existen en el Lara

La segunda parte de mi cumpleaños después de ir al restaurante Oribú era sorpresa y como no podía ser de otra manera, Marcello sacó entradas y acabamos en el teatro Lara, jeje, acierto seguro 🙂 🙂

«Los miércoles no existen» es una bocanada de aire fresco y divertido, teatro moderno con 6 actores cada uno con su historia, siempre con el amor y el desamor de fondo, que muestra las consecuencias de las decisiones que tomamos.
Los actores interpretan escenas bajando al patio de butacas y consiguen transmitir esa sensación de «éxtasis» que te produce estar sumergido en el personaje, saboreando y sintiendo a través de el, un cúmulo de sensaciones vividas o no. Escenas, que me hicieron sentir una envidia sana, o de la mala, cuando ves que el trabajo de los actores pueda ser capaz de revolver el interior de tus emociones con solo oírles o verles.

El teatro Lara también ayudó a crear el ambiente necesario para querer correr hacia el escenario y ser tú el protagonista. Un teatro elegante, clásico y con la perfecta combinación del oro y grana, cual traje de luces.
Para terminar, tuvimos las suerte de encontrarnos en la entrada del teatro una exposición de fotografías de Sergio Parra, protagonizadas por distintos actores españoles, que reflejaban de una manera muy delicada la belleza del Lara.

Así pues si queréis disfrutar de una obra divertida y moderna en un teatro de los de antes, acercaros a ver los miércoles no existen.
PD: en julio ya contaré la sorpresa de Marcello pero visto el resultado de la primera, la siguiente con anhelo la espero.

Oribú Gastrobar, cocina «mediterranesa» de autor

Hace unas semanas que ha sido el cumpleaños de Anita, como mandan los cánones de un caballero italiano, Marcello la invitó a pasar una velada romántica.

Sin querer alejarme de nuestra filosofía de «Dolce Vita Madrileña» y caer en la tentación del «postureo máximo» de otros sitios madrileños, encontré el Oribú Gastrobar.

En pleno centro de Madrid, en la calle Barquillo, se encuentra este restaurante que es una buena expresión de los cambios y las fusiones que ha experimientado nuestra cocina en los últimos años. El chef del restaurante, Oscar Horcajo (discípulo de Chicote, lo digo ahora que está de moda) es el encargado de servir platos muy bien cuidados, de altísima calidad y riquísimos.

La carta está llena de fusiones entre la cocina mediterránea y japonesa, cuando le echas un vistazo te dan ganas de pedirlos todos, pero tened cuidado, que hay que dejar sitio para el postre porque ten por seguro que los querrás probar todos y cada uno.

Nosotros destacamos de la carta, la tortilla de patata en tempura, los futomakis y de postre, la torrija de sobao pasiego. El único pero que le puedo poner, es lo poco arriesgada de la bodega del restaurante, demasiados Riojas y creo que Ramón Bilbao, no pega en la carta de este resturante, pero es mi humilde opinión.

El ambiente del local es perfecto, la decoración muy cuidada, todo esto unido a la comida hacen de Oribú Gastrobar un sitio altamente recomendable para quien quiera tener una gran experiencia gastronómica cuando se encuentre disfrutando del centro de Madrid.

Por cierto…a Anita le gustó mucho su regalo de cumpleaños, solo espero que el que le tengo reservado para Julio le guste también, pero ese ya dejaré que os lo cuente ella.