Hace unas semanas que ha sido el cumpleaños de Anita, como mandan los cánones de un caballero italiano, Marcello la invitó a pasar una velada romántica.
Sin querer alejarme de nuestra filosofía de «Dolce Vita Madrileña» y caer en la tentación del «postureo máximo» de otros sitios madrileños, encontré el Oribú Gastrobar.
En pleno centro de Madrid, en la calle Barquillo, se encuentra este restaurante que es una buena expresión de los cambios y las fusiones que ha experimientado nuestra cocina en los últimos años. El chef del restaurante, Oscar Horcajo (discípulo de Chicote, lo digo ahora que está de moda) es el encargado de servir platos muy bien cuidados, de altísima calidad y riquísimos.
La carta está llena de fusiones entre la cocina mediterránea y japonesa, cuando le echas un vistazo te dan ganas de pedirlos todos, pero tened cuidado, que hay que dejar sitio para el postre porque ten por seguro que los querrás probar todos y cada uno.
Nosotros destacamos de la carta, la tortilla de patata en tempura, los futomakis y de postre, la torrija de sobao pasiego. El único pero que le puedo poner, es lo poco arriesgada de la bodega del restaurante, demasiados Riojas y creo que Ramón Bilbao, no pega en la carta de este resturante, pero es mi humilde opinión.
El ambiente del local es perfecto, la decoración muy cuidada, todo esto unido a la comida hacen de Oribú Gastrobar un sitio altamente recomendable para quien quiera tener una gran experiencia gastronómica cuando se encuentre disfrutando del centro de Madrid.
Por cierto…a Anita le gustó mucho su regalo de cumpleaños, solo espero que el que le tengo reservado para Julio le guste también, pero ese ya dejaré que os lo cuente ella.