Enrique VIII y su cisma

La curiosidad de ver a Peris Mencheta en el teatro e interpretando un clásico nos llevó a ver Enrique VIII y la cisma de Inglaterra. Una obra algo olvidada de Calderón.

J.G López Antuñano nos cuenta cómo ha versionado la pieza tratando de enfocarla a la parte más humana del monarca, mostrando las consecuencias políticas que tuvo una decisión personal y puramente emocional como fue amar a Ana Bolena.

López Antuñano además tuvo que reorganizar escenas, dar protagonismo a personajes más efímeros dentro del texto, dar agilidad a la obra y quedarse con lo esencial.

El director también nos comenta la métrica utilizada en esta obra, octavas reales, silvas y estrofas de pie quebrado que se reconocen a lo largo de la obra y que tuve que consultar para recordar su definición, jeje. Todo ese trabajo puso sobre el escenario una historia intensa, dramática y envolvente que te mantiene en vilo, al ver a todos sus personajes, rondando a un rey para convertirle en conducto de sus propios deseos. Un rey que tan ciego de pasión y lujuria en ese momento, fue capaz de cambiar la historia por una Bolena tan ambiciosa como hermosa. Otro aspecto a descatar es como a lo largo de toda la obra un par de músicos son capaces de introducirse en las escenas, como dos personajes más. Acompañan a los actores con una flauta de pico y una viola de gamba realzando las escenas y creando un ambiente que permitía adentrarse más aún en el texto y la historia. Así pues no solo Peris nos gustó si no la práctica totalidad de los actores que tan bien defienden su papel dentro de toda la obra. En definitiva un regalo para aquellos que creemos que el teatro clásico es una de las más bellas artes y que nos hace acercarnos a otros tiempos, otras épocas y prioridades que transcurrieron años atrás y disfrutar como si nosotros fueramos parte de aquel momento. Gracias Helena Pimienta por seguir regalando arte.

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